Producción

Colegio Mekhitarista de Buenos Aires. Integrantes del grupo de trabajo: Alvarez Francisco, Hougassian Santiago, Saadjian Nicolás, Sclabi Franco, Serafini Ignacio, Lopez Iñaki

lunes, 9 de julio de 2012

La pintura

Las obras de pintura barrocas se caracterizaron por el realismo. Es decir, que las personas se retrataban tal cual eran, destacando sus virtudes y defectos físicos.
Intentó plasmar el movimiento de los personajes con total naturalidad y sentimientos, que reflejaban gestos en sus rostros o expresiones corporales.
Se empleó la técnica del claroscuro. Consiste en la combinación de luces y sombras en contraste. Las figuras se recortan sobre un fondo de intensa oscuridad y reciben una luz brillante que las modela. Se utilizó para aumentar el dramatismo del cuadro y exaltar los estados de ánimo.
Surge también como género la naturaleza muerta. Representa objetos inanimados, generalmente extraídos de la vida cotidiana, que pueden ser naturales (animales, frutas, flores, comida) o hechos por el hombre (utensilios de cocina, de mesa o de casa) en un espacio determinado. Esta rama de la pintura posee un diseño e iluminación que produce un efecto de serenidad, bienestar y armonía. Esta obra de aquí abajo es un ejemplo de naturaleza muerta:


Bodegón de jarras,  Francisco de Zurbarán (1636)


Los pintores más destacados de esta época son:


Harmenszoon Rembrandt (1606-1669): este holandés dejó retratos y autorretratos de gran perfección, paisajes realistas, obras con temas bíblicos y mitología grecorromana. De sus numerosas obras se destacan: 


La ronda nocturna, 1642. Un grupo de oficiales inicia un
recorrido urbano. En esta obra se destaca el claroscuro.












Autorretrato, 1640.










Pedro Rubens (1577-1640): otro notable pintor de los Paises Bajos. Sus obras se destacan por la riqueza del colorido. Pintó temas religiosos y de la Antigüedad Clásica. 


Ninfas y sátiros,  1620. El cuadro no solo es un ejemplo
de la mitología grecorromana, sino una muestra del encanto
de los paisajes naturales.
El rapto de las hijas de Leucipo, 1616.  Se puede observar
el movimiento y la abundancia física que le transmite a los
personajes.




Diego de Velázquez (1599-1660): este artista español perteneció a la Corte Real de Felipe II, pero su actividad no se limitó a la pintura oficial, sino que también realizó gran cantidad de obras de costumbres, personajes populares y paisajes.

Don Sebastián de Morra, 1645. Pinta al personaje
vestido de gala con los pies extendidos hacia adelante,
significando que es un bufón. Su intención es denunciar a la
corte, que utiliza estas personas para burlarse y demostrar
su poder.
Las meninas, 1656. Aquí representó la intimidad de la
corte real, con gran armonía de luz, espacio y color.
Margarita, la hija de Felipe II, recibe atenciones de sus
servidoras, las meninas. El pintor de la izquierda es el
mismo Velázquez. 



















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