Durante todo el siglo XVII en Europa, floreció una nueva corriente artística llamada "barroco".
La palabra barroco fue inventada por críticos posteriores, más que por los practicantes de las artes del momento. Proviene de la palabra portuguesa "barroco" (en español sería"barrueco"), que significa "perla de forma irregular", o "joya falsa".
En el estilo del Renacimiento, predominaba la simetría, el equilibrio, la estabilidad y la sobriedad de los elementos. En cambio, el Barroco se caracteriza por ser una explosión de formas y color, marcadas por la exageración y el dinamismo. Contrapuso la búsqueda del movimiento, los contrastes, la teatralidad y la abundancia decorativa. También, la línea recta renacentista fue reemplazada por la curva, y la racionalidad del Humanismo pasó a la sensibilidad.
Pero, ¿cómo se expandió por todo el territorio este arte tan extravagante y contradictorio al renacentista?
En sus inicios, estuvo muy vinculado al movimiento de la Reforma Católica del siglo pasado. La Iglesia católica la usó como medio para destacar el prestigio papal, y restablecer las verdades de la fe al pueblo que fueron afectadas por la aparición del protestantismo. Tuvo un papel muy activo en el desarrollo de las formas barrocas. Se construyeron numerosas iglesias y capillas, y las pinturas y esculturas tuvieron temas bíblicos.
También fue un método en el cual los monarcas absolutos reflejaban su poder y su ambición, a través de construcciones, esculturas y pinturas. Un ejemplo claro es el Palacio de Versalles, construida por orden del francés Luis XIV.
Asimismo fue una expresión artística civil, por parte de la burguesía y los nobles. Realizaron pinturas con escenas de la vida cotidiana, retratos y aisajes, dejando ver un sentido más individual y la valoración social del éxito económico.
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